La Danza Oriental, también denominada «danza del vientre» o «danza egipcia» es el resultado de la evolución escénica de diferentes danzas antiguas tradicionales de Oriente Próximo. Tradicionalmente, podríamos afirmar que la danza oriental ha sido folclórica, improvisada o con coreografía de una o varias bailarinas.

Se trata de una actividad cada vez más demandada por la población infantil y preadolescente y se caracteriza por sus movimientos suaves y fluidos, disociando y coordinando a la vez las diferentes partes del cuerpo.

La danza es una actividad fundamental en el desarrollo de los niños ya que, a través de ella, desarrollarán diversas habilidades muy importantes en su crecimiento, como son las capacidades motoras, de coordinación y mentales, así como el desarrollo físico, personal y emocional.

Nuestros hijos, podrán descubrir a través de la danza otra manera de sentir y mover el cuerpo. Además se trata de una forma de socialización con otros niños de su misma edad. Los niños y niñas que se educan en la danza adquieren un conocimiento y una cultura general muy amplia e importante para sus vidas, además de realizar ejercicio de una forma divertida.